Info
Ubicación:
Panteón Ashkenazi, Av. Constituyentes en CDMX
Año:
2014
Superficie:
9 m2
Estatus:
Proyecto
Descripción
El holocausto fue una etapa de abismo en la historia de la humanidad, etapa con testimonio pero siempre lejana e inalcanzable en el horizonte de la incomprensión. La propuesta del monumento consiste en recordar este hecho histórico, para tenerlo presente y a su vez, no volverlo a permitir. “No transmitir una experiencia es traicionarla” -Elie Wiesel.
LOS ELEMENTOS
Dos muros de concreto blanco pulido representan la filosofía Nazi de la búsqueda por la raza pura: la raza Aria. Los muros evocan la solidez, dureza y rudeza de un régimen estricto, sistematizado y contundente.
Desde fuera el monumento aparenta ser una puerta hacia una nueva era donde sólo la raza pura y perfecta puede prevalecer, una presencia que intimida y a su vez invita a entrar. Entre los dos muros una fisura revela lo que hay al interior: una marca que evidencia un discurso quebrado de un espacio en el que reina la muerte, el maltrato y la represión. Estas piezas esconden premeditadamente un enjambre de varillas que le da estructura y rigidez al mismo tiempo que representa a las victimas en caos que buscan desesperadamente encontrar una salida a la vida: “In the concentration camps, we discovered this whole universe where everyone had his place.The killer came to kill, and the victims came to die” -Elie Wiesel
Por dentro, los muros de concreto reflejan el dolor y la muerte. Debido al derrame de óxido de las varillas provocado por el clima y el paso del tiempo, las caras interiores de los muros están manchadas haciendo alusión al derrame de sangre de las víctimas. El espacio interior de forma cónica se continúa como un foso por debajo de la tierra y se reduce verticalmente para terminar en la parte más alta del tejido. El vacío cónico de la superficie representa la tumba vacía, el espacio no ocupado por los cuerpos que no tuvieron un entierro bajo las costumbres y leyes judías. La continuidad del vacío que se forma en la parte superior del tejido provoca una mirada hacia el cielo como símbolo de honor, respeto y culto a las víctimas del genocidio.
LA EXPERIENCIA
La propuesta busca recrear un espacio en el que el visitante experimente, la angustia y el caos de ese momento histórico. El monumento sólo puede ser ocupado por un usuario a la vez, como reflejo de aquellos que tuvieron que vivir el holocausto solos y deshumanizados. Al interior, un piso de vidrio en forma circular protege de no caer al vacío y da sensación de inseguridad y fragilidad. Al vivir esta experiencia, la reacción inmediata es dirigir la mirada hacia el cielo, a través del vacío en el enjambre de víctimas, para agradecer con ello por estar vivos y rendir un tributo a quienes perdieron su vida.
“Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo” Benjamin Franklin.
Posterior a ese momento, al salir del recinto nuevamente se experimenta el peso de las víctimas, su angustia, incertidumbre y desesperación. Sin embargo, una vez fuera de él, el espacio abierto con las tumbas de los ancestros reflejan la esperanza de una vida nueva y de la valiosa libertad que hoy se tiene.
Créditos
Proyecto Arquitectónico:
Jacobo Micha Mizrahi + Jaime Micha Balas
Colaboradores:
Alejandro Rabiela Salinas, ángel Manuel Quintana Sánchez, Alfredo Muñoz Jiménez, Clara Micha Balas.
Renders:
CG Veron