Descripción

El concepto se formaliza en un muro portante que carga 100 piezas esculpidas por un lado y 400 delgadas líneas de piedra suspendidas por el otro, simbolizando a México como puerta de entrada al país. Cada una de las 100 piezas pétreas, conmemoran cada año hasta el momento, que la comunidad judía ha estado en este México que ahora considera como suyo. Dichas piezas conmemorativas con acabados burdos y robustos hablan del arribo de los barcos, y de los inmigrantes que llegaron sin tanta preparación pero que tenían mucha valentía y fuerza para dar inicio a su nueva vida.

Al lado opuesto las 100 piezas se multiplican en 400, demostrando el nacer de las nuevas familias; así estas 400 piezas se refinan y pulen, simbolizando un México que da oportunidades de superarse, de enfrentar la nueva vida, siempre en comunidad, en paralelo, en un bloque formado por muchísimos integrantes que se ayudan los unos a los otros viajando hacia un fin común, demostrando sus logros.

Estas piezas fueron esculpidas con formas y características particulares, sin repeticiones y aunque hay una aparente similitud entre ellas, cada una tiene pequeños detalles que las distinguen, evocando que cada año de los que la comunidad judía ha vivido en México es particular importante y único.

Las piezas del muro hechas de recinto, granitos y mármoles, se cortaron y esculpieron en varios lugares de la República Mexicana, como Guerrero y Puebla, para después llegar a su sitio final: Veracruz; simbolizando la inmigración y los inmigrantes, insertándose en el muro como si se tratase de una puerta abierta.

El basamento porta las reconocimientos a los diversos participantes y tiene la finalidad de dar la sensación de que el muro está ligeramente suspendido, como muestra de las oportunidades de sobresalir que México ha dado a la comunidad judía.